1.- Revisa de vez en cuando las causas que dificultan tu concentración: escasa motivación, falta de metas u objetivos, estudio pasivo, problemas interpersonales, dificultades del ambiente, problemas personales y familiares, estrés-depresión.
2.- Acepta no conseguir estar siempre concentrado a tope.
3.- Primera clave para concentrarse: tener metas u objetivos, tanto generales como más a corto plazo.
4.- Evita las actitudes negativas hacia las asignaturas. Ten motivos positivos y metas bien definidos.
Sé capaz también de estudiar en ambientes menos “ideales”
5.-No olvides la influencia que tiene en la concentración el sueño, la comida, bebida, postura, etc
6.- Antes de ponerte a estudiar, deja resueltas las actividades o tareas que pueden causar interrupciones.
7.- Antes de ponerte a estudiar, “aparca” tus preocupaciones e ilusiones.
8.- Fomenta el estudio activo. El estudio activo se traduce en: una postura ni incómoda ni excesivamente cómoda, leer con cierta rapidez, hacerse preguntas, relacionar, subrayar, esquematizar, hacer mapas conceptuales, etc. El estudio pasivo es la mejor estrategia para distraerse.
10.- Sigue una pauta o método durante el estudio.
11.- Estudia siempre con papel y lápiz al lado. Anota las palabras-clave y/o los datos más importantes –escribiendo muy poco- y señala las relaciones con líneas.
12.- Aplica a lo que estudias la imaginación visual y, si te resulta fácil, la de los otros sentidos.
13.- Aprende alguna técnica sencilla de relajación que te ayudará a serenarte y concentrarte.
14.- Cuando te sorprendas distraído, sigue un reflejo o rutina de volver a la materia y a concentrarte.
15.-Cuando te sorprendas distraído, incrementa la actividad intelectual.
16.- Desvía o aplaza los pensamientos distractivos para un momento determinado del día.
17.- Concreta los pensamientos que vuelven una y otra vez e interfieren el estudio. Tal vez encuentres en ellos alguna necesidad insatisfecha o algún problema personal. No tengas reparo en consultarlo con algún orientador